Bélgica es el país con mayor densidad de autores de historietas por kilómetro cuadrado, tanto así que muchas calles llevan el nombre de una caricatura. Incluso se pueden observar distintos murales dedicados a este arte y existen algunas estaciones de metro decoradas por los autores del cómic. Es una profesión que se enseña en las escuelas de arte y que cuenta con un centro de las «bandes dessinées» abreviado BD, equivalente a cómic franco-belga que recibe alrededor de 250.000 visitantes cada año.
¿Por qué el cómic es tan importante en Bélgica?
El gran desarrollo de la BD se explica por la necesidad de comunicar. En efecto, Bélgica ha estado invadida u ocupada e incluso, durante algunos periodos, las Región Flamenca y la Región Valona sufrieron represión y no podían hablar su idioma así que la imagen facilitaba la comunicación en ambas regiones tanto en periodos difíciles como en el día a día a causa de las barreras idiomáticas que los separan.
El desarrollo de las artes visuales en Bélgica ha ocupado siempre un lugar muy importante, convirtiéndose en cuna de artistas mundialmente reconocidos, por ejemplo, en el ámbito de la pintura, desde Jan Van Eyck a Magritte pasando por Brueghel, Rubens y Van Dyck. En lo que respecta al cine fue el segundo país donde los hermanos Lumière, en 1895, presentaron la Cinematografía antes de hacerlo públicamente. Ya en los años 50 Bruselas contaba con el mayor número de salas de cine de Europa, solo lo superaba Estados Unidos, pionero en la materia.
El cómic o historieta se ha considerado como un producto cultural originado por la modernidad industrial y por la política occidental que surgieron paralelamente a la evolución de la prensa como primer medio de comunicación de masas. Sin embargo, su origen remonta a la invención de la imprenta, en 1446, y de la litografía, en 1789. Desde el siglo XVII comenzaron a imprimirse estampas satíricas, en el siglo XIX las asociaciones moralistas se adueñaron de los medios, por ejemplo le Vingtième Siècle, periódico belga de orientación católica conservador publicado entre el 1895 y 1940. En un suplemento de este periódico, en los años 30, aparecerán por primera vez las Aventuras de Tintin. A finales de los años 20, la prensa de París difundió los mejores cómics de Estados Unidos, haciéndolos llegar así hasta Bélgica. Del mismo modo, la importación de las series americanas estimuló la producción de los artistas belgas, aunque durante la Segunda Guerra Mundial esta fue interrumpida.
Los dos principales estilos del cómic belga.
Durante los años 50 el mundo de la BD se polarizó, reuniendo a grandes ilustradores y narradores alrededor de dos centros de producción.
De una parte, «Le journal de Tintin» de la casa editorial Lombard el cual sigue a la escuela de Bruselas con un estilo llamado línea clara mucho más académico y realista.
Y de otra parte, «Le journal de Spirou», originario de la ciudad valona de Charleroi, de la casa editorial Dupuis asociada a la Escuela de Marsinelle. Su estilo fue llamado átomo de estilo o de línea oscura el cual se caracteriza por caricaturas con nariz grande y burbujas redondeadas.
En el seno de estas dos corrientes, surgieron algunos de los personajes más famosos del mundo de la historieta. Como Tintín o Blake y Mortimer pertenecientes a la primera escuela. Lucky Luke, Los Pitufos, Spirou y Fantasio fueron productos de la segunda escuela. Todos ellos, a diferente nivel, han logrado alcanzar la fama y el reconocimiento internacional.
El cómic, el Noveno Arte.
Ha sido tal la importancia acordada a la BD que desde los años 60 se le denomina “el noveno arte”, después de las artes clásicas, el cine y la fotografía. A quien ejerce este oficio se le llama “autor de bande dessinée” y no simplemente “dibujante”.
La división lingüística existente en Bélgica, establecida en 1966 luego del histórico Walen Buiten de 1968, también ha estado presente en el mundo del cómic, a pesar que se ha intentado traducir las publicaciones en dos de los idiomas oficiales y mayoritarios del país para evitar las fracciones, algunos no lo han hecho – la mayoría de estos fueron cómics flamencos que no fueron traducidos al francés. Sin embargo, Bruselas, corazón del mundo del cómic belga, siempre ha sido bilingüe así que la mayor parte de las publicaciones cuentan con las dos versiones lingüísticas.
La Ruta del Cómic.
El movimiento iniciado por los autores del cómic belga, durante los años posteriores, ha favorecido este arte, haciéndolo evolucionar estéticamente, abordando nuevos temas, utilizando otros tipos de medios de comunicación y tecnologías para poder lograr llegar a un público que cambia con el paso del tiempo.
La idea de crear una ruta de murales de BD nació en 1991, cuando el concejal del medio ambiente Michel Van Roge, miembro del partido ecologista, lo propuso. Así que el proyecto fue llevado a cabo conjuntamente por las autoridades comunales y por el centro de la BD. La peculiaridad de esta iniciativa es que cada diseño está integrado dentro del tejido urbano.
Los murales han ido aumentando poco a poco así como su popularidad hasta llegar a ser en la actualidad 59, los cuales están dispersos en el Pentágono, el casco histórico y el municipio de Laeken.
Al plasmar los personajes de la BD en muros públicos, se ha dado un homenaje a sus autores, lo cual ha dado origen a La Ruta del Cómic. Actividad que atrae gran cantidad de turistas y de apasionados, o no, del cómic, que elijen este recorrido alternativo para conocer la ciudad y sus personajes bajo otra mirada.
La ruta del Cómic en Bruselas.
El tour del Cómic por Bruselas:
Descubre la capital de Europa de forma original, siguiendo el itinerario de los murales del cómic.
La ruta del Cómic por Bruselas (tour privado):
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